domingo, 1 de abril de 2012

COMENTARIO CRÍTICO: PACO POMET

Paco Pomet es un andaluz granadino nacido en 1970 que está revitalizando la pintura actual. Estamos ante un artista vanguardista, que dota sus obras de carga seria y humorística a la vez. Un humorismo al que le acompaña el surrealismo, con un desenfadado dadá, iconoclastia futurista, y que pone en crisis la verosimilitud de la fotografía. Los temas que encontramos en esta exposición son los automóviles, las ferias, la ciudad, la política, los deportes, etc. Todo ello impregnado del más puro ambiente de comienzos del siglo XX, y dotado de un carácter cómico y curioso, muy curioso. Su obra se llega a concebir como un juego a medida que va uno avanzando en la sala. Al principio es un “SHOCK” ( Yo no e venido a ver fotos de coches...-lo primero que se me pasó por la cabeza a primer vistazo- ¿esto es una foto o un cuadro? O.o ), el dominio de la técnica es impresionante, deja anonadados, y cuando posteriormente uno se aproxima y ve el juego de manchas y la monocromía que denota las formas reales, se puede apreciar los brochazos, la carga de materia, los planos, y todo ese conjunto que cuando uno se acerca mucho y ve caótico, al alejarse....VOILÁ está ahí, perfecto, como si de una fotografía se tratase, parece que se vaya a cortar uno con la chapa rota de la caravana.
Trata la obra como estudio del natural, combinándolo con lo real de la fotografía, que cuando ya hemos percibido todo del cuadro, nos choca con lo que realmente ahí hay. De modo que la exposición es como el juego de...”Busca a Wally”, pero en este caso es: “Busca lo desconcertante” que implícitamente se encuentra en la mayoría de los cuadros. Se convierte en un modo divertido de mirar un cuadro, sabes académicamente que está bien resuelto, pero cuando percibes tan real a los personajes de, por ejemplo, “Barrio Sésamo”, uno piensa que esto no puede ser, es onírico, gracioso e imposible. Es ahí donde está el encanto de su obra, cómo ha podido concebir la realidad de esa manera, tratando a veces temas tan fuertes como la política destructiva o la guerra y que de repente un toque de humor o color rompa los esquemas, haciendo amena la imagen ya sea escalofriante o de la época. Es evidente que el artista parte de fotografía para realizar sus obras, pero el sentido que les da es magnífico, está cargado de mensaje ya sea subliminal o explícito, es fascinante. Adopta una monocromía donde el color solo cobra valores simbólicos alejados de todo ilusionismo tradicional.
Observamos pues que en su obra interviene la realidad y la ficción, lo futurista y lo tradicional, el espectador se encuentra ante obras en las que necesita un determinado alejamiento para percibir lo que ahí sucede concretamente, pero hemos de saber que son imágenes modificadas que Pomet ha resuelto con intención y superado con creces. De manera que, lo que nos parece nefasto o narrativo, se torna en divertido y juguetón, y viceversa. Hace que el espectador reconstruya en significado de la imagen y a de más, que lo haga prescindiendo de toda categoría establecida anteriormente, y así sumergirnos en una nueva perspectiva de la realidad que hace al espectador pensar y observarlo todo, para que así resulte más difícil controlar todo lo que pasa en la obra. Así pues, cada espectador puede iinterpretar de una manera u otra el cuadro, dándole su propio punto de vista y vinculándolo con el propio Pomet.
En estas dos obras en especial me ha llamado mucho la atención el contraste de personajes y situación. En la del “monstruo de las galletas” que viaja en un coche moderno de ciudad con hombres de color, armados hasta las cejas, y el contraste de lo horripilante y devastador, con lo divertido y gracioso, la cara de alegría que lleva el personaje de “Barrio Sésamo” presidiendo lo que va a acabar en guerra, es espeluznante una vez analizada la obra.
Así como en el contraste del ejercito de soldados que se muestran en un bosque en pirámide amontonados, apelmazados unos contra otros, en el que difícilmente se encuentra a quien llamamos y conocemos todos "Epi y Blas", camuflándose con el resto de personajes en mitad de la muchedumbre. Con una fuerte carga social y un punto de vista humorístico, Pomet nos deleita con su obra, maravillosa y espectacular, amena y divertida, haciéndonos dudar de si es fotografía o es ficción, compartiendo con nosotros todo un juego de percepción y atención. He de decir que me ha encantado, que al entrar de repente me deje engañar por lo que pensaba era una foto, y conforme me acerqué, no podía creerlo, era pintura extendida en plano o con carga pero es pintura, Desconcertada e ilusionada he ido mirando y observando cada cuadro con entusiasmo y emoción sin poder asimilar lo que veía, me parece magnífica su ejecución e idea, es toda una innovadora manera de hacer pensar al espectador y sucumbirlo en el mundo de lo real y lo fantástico, de lo absurdo e imposible, de lo surrealista...

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